En el País del Sol Naciente, el Día de San Valentín adopta una forma única. A diferencia de lo que se puede observar en muchos países occidentales, donde la fiesta del amor suele celebrarse con cenas románticas, ramos de flores o regalos intercambiados entre enamorados, Japón ha creado su propia versión de esta celebración, teniendo el chocolate como gran protagonista de una jornada. dedicado a la expresión de sentimientos.
Introducido en Japón en la década de 1950, el Día de San Valentín se arraigó rápidamente, pero con un toque local distintivo, del que fue pionero un fabricante de chocolate. La costumbre es que sean las mujeres las que ofrezcan chocolates a los hombres que las rodean, ya sea como gesto de amor, amistad o agradecimiento. De esta tradición surgieron dos tipos principales de chocolate: “Honmei-choco” (chocolates del destino) y “Giri-choco” (chocolates de obligación).
Los honmei -choco están reservados para la persona amada, a menudo hechos en casa para mostrar sinceridad y esfuerzo, reflejando la profundidad de los sentimientos de la mujer hacia el hombre.
Los giri -choco , en cambio, están destinados a compañeros, amigos y familiares, como muestra de respeto o amistad, sin connotación romántica. Esta distinción resalta la importancia del honor y la jerarquía social en Japón, incluso en celebraciones aparentemente ligeras y alegres.
Con el tiempo, el día de San Valentín japonés ha ido evolucionando dando lugar a nuevas prácticas. Entre estos destaca el “Tomo-choco” En esta variación moderna, las mujeres dan chocolates a sus amigas, celebrando la amistad en lugar del amor romántico. Además, la aparición del “Jibun-choco” (chocolate para uno mismo) refleja una tendencia creciente de autocelebración y autocomplacencia en este día especial.
Japón no se detiene en el Día de San Valentín para expresar cariño y agradecimiento. Un mes después, el 14 de marzo, el país celebra el “Día Blanco”, una oportunidad para que los hombres respondan a las mujeres que les regalaron chocolates. Es costumbre que los hombres ofrezcan a cambio regalos, a menudo blancos, de ahí el nombre, como chocolates blancos, malvaviscos, joyas u otros obsequios, idealmente de un valor superior al de los chocolates recibidos en casa. “sanbai gaeshi” (triple retorno).
El Día de San Valentín en Japón es una mezcla fascinante de tradición, innovación y comercio, que refleja la capacidad única de la cultura japonesa para incorporar elementos extranjeros y al mismo tiempo darles un toque local distintivo. Más que un simple día de intercambio de chocolates, encarna los valores de respeto, amistad, amor y gratitud que impregnan la sociedad japonesa, haciendo de esta celebración un evento a la vez íntimo y universal, profundamente arraigado en el corazón de los japoneses.